UEFA.com funciona mejor en otros navegadores
Para la mejor experiencia posible, recomendamos usar Chrome, Firefox o Microsoft Edge.

1965: así se convirtió en un torneo la EURO

La importancia de las selecciones nacionales ha estado ligada a la razón de ser de la UEFA desde el nacimiento de la organización en 1954, y condujo a una decisión clave en la década de 1960 para convertir la Copa Europea de Naciones, que es como se conocía originalmente a la EURO, en el Campeonato Europeo de Fútbol.

Angelo Domenghini marca para más tarde campeona Italia ante Bulgaria en el primer Campeonato de Europa de la UEFA, el de 1968.
Angelo Domenghini marca para más tarde campeona Italia ante Bulgaria en el primer Campeonato de Europa de la UEFA, el de 1968. ©Getty Images

La UEFA considera al fútbol de selecciones como una fuente de orgullo nacional e identidad. El fútbol de selecciones nacionales es visto como un factor unificador, porque une a los aficionados de todo un país en apoyo de una causa común.

Los futbolistas de todo el continente hablan del orgullo que sienten al vestir la camiseta de su selección nacional, y de la emoción que supone generar la alegría de sus compatriotas cuando el equipo alcanza el éxito. En el plano técnico, las selecciones nacionales suelen reflejar también la filosofía y las visiones futbolísticas de un país.

A lo largo de los años, la UEFA y sus federaciones nacionales se han dedicado a garantizar que, dentro de la constante evolución del fútbol, el fútbol de selecciones nacionales siga siendo algo que hay que atesorar, una joya brillante de la corona del fútbol europeo que debe protegerse y cultivarse constantemente para mejorar su calidad y su prestigio.

Repasando el temprano progreso de la EURO

A mediados de los años 60, una serie de pensamientos similares fueron expresados por toda Europa. La competición más importante del continente, la Copa de las Naciones Europeas, había sido creada en 1958 y sus dos primeras ediciones ya se habían celebrado con la Unión Soviética y España ganando en 1960 y 1964, respectivamente.

A la UEFA le gustó el progreso de la competición en cuanto al número de países que querían tomar parte, y el Secretario General Hans Bangerter lo confirmó en su informe de 1964/65: "El hecho de que 29 selecciones nacionales hayan participado en la segunda Copa de las Naciones Europeas (1962-64), comparada con las 17 de la primera edición (1958-60), es la prueba del crecimiento en la popularidad de esta competición. Cincuenta y cuatro partidos, a los que acudieron 1.808.186 espectadores, se jugaron durante 1962/64".

Sin embargo, otros aspectos del fútbol de selecciones preocupaban a la UEFA. En el Manual de la UEFA de 1963/64, el Presidente de la UEFA, el suizo Gustav Wiederkehr, había señalado ciertos miedos sobre su atractivo, y su organismo hizo algo al respecto. "La reevaluación de los partidos internacionales es un tema que tenemos que considerar de gran importancia", escribió.

"Como resultado de la popularidad de las competiciones europeas de clubes y de otros numerosos eventos internacionales en los que participan los clubes, el interés del público, y en parte también de la prensa, hacia los partidos internacionales en muchos países ha sufrido considerablemente… Bajo ninguna circunstancias podemos permitir que esto siga así", añadió.

"En la gran mayoría de los casos nuestras federaciones nacionales dependen de los ingresos de los partidos internacionales para poder cumplir sus deberes con el fútbol amateur, que tiene que ser una de nuestras principales preocupaciones".

Haciendo avanzar a la EURO

La UEFA consideró que era el momento adecuado para consultar a sus federaciones sobre dar un paso más en su gran competición de selecciones, y la respuesta de la mayoría fue clara: "Necesitamos más competición". Estaba claro que los amistosos ya no atraían al público, cuya atención se centraba en los cada vez más numerosos partidos oficiales de otras competiciones.

Como resultado de ello, el 14 de septiembre de 1965, el Comité Ejecutivo de la UEFA se reunió en el Parkhotel de Sandefjord (Noruega) para preparar este cambio. El comité procedió, como rezó el comunicado, a transformar la Copa de las Naciones Europeas en el Campeonato de Europa y pidió al comité organizador de la competición elaborar un reglamento adecuado para el torneo. La UEFA confirmó que el primer campeonato comenzaría tras la Copa Mundial de la FIFA de 1966 que se celebró en Inglaterra.

El nombre del trofeo, la Copa Henri Delaunay, homenajeaba al primer secretario general de la UEFA, el pionero que estaba detrás de la competición fallecido en 1955 y que por desgracia nunca vio su sueño hecho realidad. Actualmente el trofeo sigue llevando el nombre de Henri Delaunay como tributo a su legado y su visión.

Se introdujo un nuevo formato para la edición inaugural del campeonato entre 1966 y 1968. Se formaron ocho grupos, y en cada grupo las selecciones jugaban unas contra otras en casa y a domicilio. Las ocho campeonas de grupos se clasificaban para los cuartos de final a ida y vuelta.

El formato previo se mantuvo para las últimas rondas: dos semifinales, una final y un partido por el tercer puesto que se celebrarían en un país designado por el Comité Ejecutivo de la UEFA a propuesta del comité organizador. Italia fue elegida para acoger la fase final de 1968 y la selección anfitriona logró allí su primer título.

Una nueva salida

Solo Malta e Islandia de entre las 33 federaciones miembro no participaron en la competición que arranco el 7 de septiembre de 1966 con un 2-2 en el Grupo 5 entre Holanda y Hungría en Róterdam. La República Federal de Alemania participó por primera vez y las cuatro federaciones británicas (Inglaterra, Irlanda del Norte, Escocia y Gales) fueron encuadradas en el Grupo 8 en una versión europea del tradicional British Home Championship. La mayor entrada para un partido del Campeonato de Europa de la EUFA se estableció en aquella fase de clasificación: 130.711 espectadores acudieron a Hampden Park de Glasgow para ver el empate a uno entre Escocia e Inglaterra el 24 de febrero de 1968.

En su informe de tres años antes, Hans Bangerter habló por la UEFA y sus federaciones para expresar su optimismo sobre que el nuevo Campeonato de Europa sería un grandísimo éxito. "Se espera que con esta medida, que cumple con la solicitud general de tener más partidos de competición, mostremos al público partidos más interesantes de las principales selecciones nacionales", escribió.

"Si el Campeonato de Europa para selecciones nacionales triunfa y despierta tanto interés como la Copa de Europa de Clubes, entonces esta nueva competición se convertirá sin duda en la competición más grande e importante de Europa", concluyó.

Más de 50 años después, y junto a las exitosas competiciones de clubes de la UEFA, el Campeonato de Europa es una prueba inequívoca de lo que las selecciones nacionales y sus jugadores significan para millones de aficionados de todo el continente.